jueves, 4 de enero de 2018

La Plaza del Diamante de Mercè Rodoreda

“La Julieta vino expresamente a la pastelería para decirme que, antes de rifar el ramo, rifarían cafeteras; que ella ya las había visto: preciosas, blancas, con una naranja pintada, cortada por la mitad, enseñando los gajos. Yo no tenía ganas de ir a bailar, ni tenía ganas de salir, porque me había pasado el día despachando dulces, y las puntas de los dedos me dolían de tanto apretar cordeles dorados y de tanto hacer nudos y lazadas. Y porque conocía a la Julieta, que no tenía miedo a trasnochar y que igual le daba dormir que no dormir. Pero me hizo acompañarla quieras o no, porque yo era así, que sufría si alguien me pedía algo y tenía que decirle que no.”

La Plaza del Diamante. Edhasa.



Título: La Plaza del Diamante (La Plaça del Diamant)

Autora: Mercè Rodoreda

Fecha de publicación: 1962 (original en catalán)

Traducción: Enrique Sordo

ISBN: 84-505-7967-8

Págs.: 264

Editorial: Edhasa (esta edición: Iberia, Líneas Aéreas de España)




Sinopsis:

La vida de la joven Natalia florecerá en sus primeros amores con Quimet, lo que la convertirá en un nuevo personaje, Colometa, que verá sus esperanzas truncadas por la tragedia de la guerra. 

Opinión:

¡Buenaaaas!
Tan solo tres días me hicieron falta para disfrutar como nunca de una de las novelas más increíbles de este pasado 2017. La plaza del Diamante fue todo un descubrimiento propiciado por una amiga que tuvo la fortuna de leerla en el colegio, y que, a su vez, tuve la suerte de conocer para que me la recomendara, porque ¿cómo os quedáis si os digo que no sabía de su existencia? En mi antiguo colegio (Madrid), se enseñaban muy pocas escritoras; así a bote pronto, recuerdo nombrar de lejos a Rosalía de Castro y ahondar un poco más en Pardo Bazán como representantes femeninas del XIX, y comentar por encima La casa de los espíritus, de Isabel Allende, al dar el realismo mágico hispanoamericano. En cambio, había clases enteras para Galdós, Valle-Inclán, Unamuno, Bécquer…; obviamente, son importantes, pero si estamos con el siglo XIX y éste lo dividimos en romanticismo, realismo y naturalismo, no me digáis que Pardo Bazán no es una opción perfecta para el naturalismo y, además de Bécquer, Rosalía de Castro y obras tan famosas como En las orillas del Sar no son perfectas para el romanticismo. No sé ahora cómo estará el tema, pero me da coraje haber estudiado la misma literatura año tras año. La cuestión es que a la hora de las lecturas obligatorias sí que había más variedad, tanto clásicos como contemporáneos, más bien es la estructura temática literaria que se enseña, creo que se ha quedado anticuada. En fin, volviendo a la reseña. Quería recomendaros La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda, así que veamos juntitos qué tiene de especial.

Esta es la historia de Natalia, una joven y humilde barcelonesa. En el momento en el que la conocemos aún es una adolescente, que vive los últimos años “buenos” antes de la inevitable guerra civil española. Tiene a sus amigos y a su noviete, todo parece que marcha bien, que su única preocupación es casarse, formar una familia y hacerse con una buena casa donde criar a sus futuros hijos. Pero aparece en escena Quimet, el joven que conseguirá robarle el corazón; así que nada, deja al otro chiquillo y decide empezar una vida junto a él. Una decisión crucial. Quimet, desde el minuto uno, la bautiza con el apodo de Colometa, su nuevo nombre. Natalia deja de existir para dar paso a esta nueva mujer, quien será una sombra de lo que fue. Vive como cree que debe, hace lo que considera correcto, cuida de su marido, tiene hijos, lleva la casa, intenta que todo esté en orden y limpio, a pesar del nido de palomas que debe aguantar en el tejado (idea de su querido marido)… Vamos, todo un chollo. Se suceden los años, llega la guerra civil y Quimet deja el hogar como tantos otros. Penurias, hambre, supervivencia en estado puro…, un ambiente nada acogedor que consigue una verdadera evolución de nuestra Colometa. Ya no es aquella niña sino una mujer con arrugas, con experiencia y con una fuerza que no sabía que tenía.

“[…] porque estaba tan cansada que no tenía ni aliento para decir que no cuando hacía falta. No podía contarle que no me podía quejar a nadie, que mi mal era un mal para mí sola y que, si alguna vez me quejaba en casa, el Quimet decía que le dolía la pierna.”

Rodoreda utiliza la primera persona desde la perspectiva de Colometa para adentrarnos en su vida, su día a día desde que es una adolescente hasta su senectud. Además, no hay una gran cantidad de personajes, sino que prefiere hablarnos de los esenciales como Quimet, su amiga, sus jefes, sus hijos y alguno más, para así definirlos mejor. Creo que es uno de sus puntos fuertes, pues el desarrollo de Natalia está ahí, sufre una evolución lógica de acuerdo con sus vivencias, que no son pocas ni fáciles.

“Y arriba, yo arriba, arriba, Colometa, vuela, Colometa… Con la cara
 como una mancha blanca sobre el negro del luto… arriba, Colometa,
 que detrás de ti está toda la pena del mundo, deshazte de la pena del mundo,
 Colometa. Corre, deprisa.”

Sobre su estilo, a primera vista parece sencillo y coloquial, obviamente para acercarse a unos diálogos creíbles, al fin y al cabo, es gente de barrio que no se ha dedicado a estudiar ni a leer en exceso. Pero, si nos fijamos, Rodoreda es muy meticulosa, visto que durante toda la lectura se pueden encontrar detalles e influencias de otros escritores, es decir, hay una gran simbología detrás. De todas maneras, os recomiendo que busquéis por Internet, ya que hay artículos en los que explican a fondo el motivo de esa flor o ese color (aquí no me voy a dedicar a enumerar, que esto se haría eterno).

En conclusión, es una historia con una protagonista por la que vais a sufrir pero que merece la pena descubrir. Uno de los personajes que más me ha gustado hasta la fecha. Además, el libro es una gozada, me atrapó desde el principio y lo leí con gusto, a pesar de los varios cabreos por las irremediables situaciones que vive Colometa. De verdad, Rodoreda ha sido un gran descubrimiento y os insto a que la leáis.


Sobre la autora:

Mercè Rodoreda i Gurguí nació el 10 de octubre de 1908 en Barcelona, Cataluña. Su educación fue principalmente autodidacta pues solo asistió dos años a la escuela. Eso no la condicionó y ya desde temprana edad publicó en diversas revistas como Mirador, La Publicitat, La Revista o Companya, plataforma editorial de la mujer antifascista. En 1928 se casó con Joan Gurguí, tío materno, con quien tuvo su único hijo, Jordi. Durante esta época, antes de la Guerra Civil, publicó Sóc una dona honrada? (1932), novela que facilitó su entrada en la revista La Publicitat, para la que escribió varios cuentos. Su última novela de la etapa preguerra fue Crim (1936), con la que cerró el conjunto novelesco del que renegó más adelante.
Durante la Guerra Civil, Rodoreda colaboró con el Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Cataluña y viajó a Praga como representante del PEN Club Catalán. En medio de esta guerra, publicó Aloma (1938), novela psicológica en la que ya abundan los símbolos poéticos.
En 1939, se exilió a Francia junto con otros escritores catalanes, así conoció a su amor Armand Obiols, crítico literario, pero no duraron mucho por esas tierras, pues el estallido de la Segunda Guerra Mundial les obligó a mudarse a Ginebra (Suiza), donde trabajó como traductora para la UNESCO. Fue allí donde escribió su gran obra La plaza del Diamante (1962).
En 1973, volvió de su exilio para afincarse en un primer momento en Barcelona y luego en el pueblo Romanyà de la Selva, Girona. Murió el 13 de abril de 1983, a los setenta y cuatro años de edad.


Obra seleccionada (los títulos en castellano tienen traducción publicada):
Sóc una dona honrada? (1932)
Del que hom no pot fugir (1934)
Un dia en la vida d´un home (1934)
Crim. Crimen (1936)
Aloma. Aloma (1938)
La mort i la primavera. La muerte y la primavera (1961)
La plaça del Diamant. La Plaza del Diamante (1962)
El carrer de les Camèlies. La calle de las Camelias (1966)
Jardí vora el mar. Jardín junto al mar (1967)
Mirall trencat. Espejo roto (1974)
Quanta, quanta guerra! Cuanta, cuanta guerra (1980)
Cartes a l´Anna Murià (1985)
La brusa vermella i altres contes (1990)
Isabel i Maria. Isabel y María (1991) Novela inacabada

De libro a película:

En 1982, el catalán Francesc Betriu dirige La plaza del diamante, adaptación de la novela homónima. Producida por TVE y Fígaro Films. Reparto: Silvia Munt (Colometa) y Lluís Homar (Quimet).



¿Lo habéis leído? ¿Qué pensáis de la Colometa? ¿Y la película?


Puntuación 4,5/5

2 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Yo tampoco conocía a la autora, pero me ha gustado lo que has contado. La buscaré en la biblioteca, a ver si doy con esta historia.

    Besos! Y feliz año! :)

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    Respuestas
    1. La Colometa se hace con un pedacito de nuestro corazón.

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